Se publica la edición del Don Quijote más completa en sus 400 años
Aparece una edición crítica que fija la novela de Cervantes que abre mil puertas a esta obra maestra. Dos volúmenes en los que han participado más de medio centenar de expertos y escritores
“…y llegado el determinado punto, entraron en la ciudad, donde les sucedió cosas que a cosas llegan”. Y 410 años después esa orden de Don Quijote salta a la vida real para que se descubra su propia obra: acaba de ver la luz un Quijote para todo el mundo, con más de 150 miradas, puertas y rutas que se abren para entrar en el universo del más ilustre caballero andante.
Atolladeros, tuertos, escollos, embustes y malentendidos son salvados y esclarecidos en la nueva edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, como nunca se ha visto. Más, más de medio centenar de especialistas, eruditos y escritores amantes de este clásico universal han caído bajo su hechizo, dirigidos por el filólogo y académico Francisco Rico. Han creado una obra que ilumina y analiza cada frase de Cervantes y estudia cada paso del Caballero de la Triste Figura con el objetivo de fijar la obra, “aunque nunca podrá existir una versión definitiva”.
Es una puesta al día con las técnicas más modernas cuyo resultado es la revisión de casi un centenar de pasajes más próximos al original o a lo que quería decir Cervantes y el cambio de docenas de palabras que dan un nuevo sentido o visión de esos episodios.
Es el homenaje que la Real Academia Española (RAE), junto con el Instituto Cervantes y la Obra Social ‘la Caixa’, rinden a esta obra maestra en los 400 años de la publicación de la segunda parte en otoño de 1615 (editada por Espasa y Círculo de Lectores). Se trata de una aventura fascinante en dos tomos: a la lectura de la historia del caballero y su escudero ininterrumpida la acompañan las notas a pie de página, cuyo territorio se ensancha, completa y complementa con la mirada que expertos y escritores ofrecen de los 129 capítulos y prólogos. Es un Quijote de 1.345 páginas con anotaciones, y 1.967 de estudios, anexos, mapas y grabados.
Es un Quijote poliédrico para el siglo XXI, para todos los tiempos y edades.
El texto cervantino como tal, asegura el profesor Rico, está bajo la edición rigurosa de todos los instrumentos de la filología moderna que han facilitado un acceso lo más cercano posible al original. Se han analizado la caligrafía de Cervantes, los mecanismos de la imprenta en la publicación y futuras correcciones y añadiduras del propio autor y siguientes impresiones contrastadas con el original.
Decenas y decenas de correcciones y aclaraciones que ofrecen nuevas y reales lecturas. Cambios pequeños y grandes que hacen realidad el dicho de que Dios y el diablo se escondén en los detalles. Desde la frase conocida que dice: “Suelen hacer el amor con ímpetu”, cuando lo correcto es: “Suele nacer el amor con ímpetu”. O “La tempestad de palos que sobre él vía”, cuando lo correcto es: “La tempestad de palos que sobre él llovía”.
La nueva edición se abre con la publicación de un hallazgo de 2008 y que nunca se había impreso porque desde su primera edición se refundió: la aprobación por parte de la censura. “Donde poco más o menos”, cuenta Francisco Rico, “vienen a decir que le perdonan la vida y se puede imprimir”. En su dictamen dice: “porque será del gusto y entretenimiento al pueblo, a lo cual en regla de buen gobierno se debe de tener atención. Allende de que no hallo en él cosa contra policía y buenas costumbres”.
Su presentación ha sido este martes en el salón de actos de la RAE con asistencia de público donde se imbricaron la vida de Cervantes, la historia e importancia de la novela y la edición crítica. Darío Villanueva, director de la Academia: “Es una edición monumental con todos los elementos necesarios para comprender esta obra universal”.
Jaume Giró, director gerente de la fundación bancaria ‘la Caixa’, entidad impulsora de la colección Biblioteca Clásica de la RAE: “El Quijote es una obra audaz y moderna, popular y erudita. De ella dijo Borges que era el libro infinito porque todos lo estamos reescribiendo y nadie termina de escribirlo”. Soledad Puértolas, escritora y académicas: “Es una novela que nuca de ja de ser nueva que resiste y se enriquece con todos”. Santiago Muñoz Machado, académico: “Los tres momentos clave de las ediciones del Quijote en la RAE son las de 1780, 1863 y está con un texto depurado y una edición enciclopédica”. Y Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes y honorario de la RAE: “El Cervantes está feliz de que este Quijote encuentre acomodo en la Biblioteca Clásica de la Academia”.
Constituye una antología única de la mejor crítica cervantina de nuestros días y, al correr paralela a una anotación asentada en el sentido literal, da una óptima idea de la inagotable riqueza del libro y de la multiplicidad de enfoques a que se presta”.
Se refería García de la Concha que esta es una edición que empezó su andadura en 1994 cuando el Cervantes encargó a la Academia un Quijote indicado para su público en todos los lugares del mundo donde iban a estar sus sedes. Un Quijote más informativo que interpretativo sin ofender a los conocedores de la novela. Desde entonces, el coordinador ha sido el profesor Rico. La primera edición apareció en 1998 bajo el sello de Crítica. La segunda en 2005 con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte y ahora esta, ampliada y renovada en un estuche con dos volúmenes: en el primero la novela cervantina con una serie de instrucciones y en el segundo estudios complementarios que incluyen los análisis de los expertos y escritores sobre cada capítulo, desde los fallecidos Martín de Riquer y Claudio Guillén, hasta Javier Marías, Alberto Manguel y Javier Cercas, pasando por Roger Chartier o Jean Canavaggio. El segundo volumen se cierra con una serie de mapas y planos de la obra y una galería de ilustraciones de una treintena de artistas de todos los tiempos.
La suma de esos comentarios, en la sección Lecturas el Quijote, asegura Rico en el libro, “constituye una antología única de la mejor crítica cervantina de nuestros días y, al correr paralela a una anotación asentada en el sentido literal, da una óptima idea de la inagotable riqueza del libro y de la multiplicidad de enfoques a que se presta”.
Uno de los malentendidos más universales lo aclara Rico en el prólogo de esta edición: “¿Es plausible que el Quijote naciera en la mente del autor como ‘invectiva contra los libros de caballerías’? Más razonable parece entender que la novela ‘se engendró’ cuando Cervantes, ‘en una cárcel’, entrevió las características esenciales del protagonista, un hidalgo trastornado por la lectura de las fábulas caballerescas y dispuesto a remedarlas en la España de Felipe II, y no porque el escritor se propusiera en primer término desacreditarlas y a tal fin forjara luego el personaje de Don Quijote”.
Es parte de la riqueza de una obra, que cobra vida por sí misma. Pasados cuatro siglos la pregunta sigue siendo la misma: ¿Qué tiene el Quijote que fascina a toda clase de lectores y críticos? “El punto de partida decisivo”, dice Rico, “tuvo que ser aquel en que el autor vislumbró la imagen del héroe, y el éxito inigualado del Quijote viene de la fascinación que desde siempre ha ejercido su singular humanidad. Don Quijote “es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos” (II, 18), “que, fuera de las simplicidades que dice tocantes a su locura, si le tratan de otras cosas discurre con bonísimas razones y muestra tener un entendimiento claro y apacible en todo; de manera que como no le toquen en sus caballerías, no habrá nadie que le juzgue sino por de muy buen entendimiento. Pero nadie deja tampoco de encandilarse por igual con el Don Quijote loco, desaforado, grotesco, y con el Don Quijote inteligente, sensato e irreprochable. Uno y otro despiertan pareja simpatía, y el deleite que produce la obra consiste principalmente en el ir y venir del uno al otro, entre las acciones nacidas de la locura y las palabras inspiradas por la lucidez”.
Los expertos explican lo que explican y los lectores piensan lo que piensan, pero pareciera que el propio Miguel de Cervantes ya daba la clave de esta edición, cuando en el capítulo VIII de la segunda parte, dice: “Finalmente, ordenó don Quijote entrar en la ciudad entrada la noche, y en tanto que la hora se llegaba se quedaron entre unas encinas que cerca del Toboso estaban, y llegado el determinado punto, entraron en la ciudad, donde les sucedió cosas que a cosas llegan”.