09 Palabra de Frank Zappa

Libros

Una autobiografía de bigotes

  • Aparecen las sinceras,jugosas y burlonas memorias que Frank Zappa escribió en 1989, en las que recorre su música, sus matrimonios y sus problemas con los políticos y la Justicia

26 de octubre de 2014. 01:40h Víctor Fernández – Barcelona,

Dentro del mundo de la música, además de grabar discos, dejar por escrito la propia experiencia vivida en conciertos y salas de grabación representa casi un género literario por derecho propio. De Johnny Cash a Michael Jackson, pasando por Bob Dylan, Ray Charles, Sting, Keith Richards y Chuck Berry, son muchos los músicos que han tratado de fijar en letras de molde lo mucho vivido, una buena fórmula para evitar la llegada de hipotéticos biógrafos interesados en rescatar cadáveres ocultos en armarios. Este lunes llega a las librerías una de esas obras. En 1989, en la cima de su carrera, Frank Zappa decidía poner por escrito y en orden sus recuerdos como veterano del rock. El bigote más famoso de la música del siglo XX, con permiso de Freddie Mercury, lanzaba, con la colaboración de Peter Occhiogrosso, una autobiografía que ve por fin la luz en nuestro país bajo el título «La verdadera historia de Frank Zappa. Memorias», editada por Malpaso.

El libro, un verdadero clásico en su género, es la referencia para conocer a una de las mentes más salvajes del rock, un creador que no deja de lado la ironía y el humor más ácido para construir un relato firmado por un genio. Y eso que a Zappa no le hacía mucha gracia el proyecto, pero había razones para ello. «Uno de los motivos de meterme en esto es la proliferación de libros estúpidos (en varios idiomas) que, por lo visto, hablan sobre mí. Pensé que debería haber al menos uno que tratase temas reales. Os aviso de que este libro no intenta ser una especie de historia oral ‘‘completa’’. Su única finalidad es entretener». Con ese punto de partida, trata de deshacer viejas leyendas urbanas alrededor de su figura y que era de ascendencia siciliana, griega, árabe y francesa.

Música con los muebles

Por las memorias, sabemos que Zappa empezó a interesarse por la música a los doce años, tocando la batería, recordando que «al acabar el curso supliqué a mis padres que me alquilaran un tambor con bordonera y enseguida me puse a ensayar en el garaje. Cuando se acabó el dinero para alquilarlo, empecé a tocar sobre los muebles, con notables desperfectos en la pintura de la cómoda». Luego vino la compra de los primeros discos, iniciándose con el revolucionario sonido del compositor Edgar Varèse, que tanto influyó en Zappa: «Subí el volumen al máximo (para conseguir sacarle al tocadiscos la mayor ‘‘fidelidad’’ posible) y puse con mucho cuidado la aguja polivalente con punta de osmio al principio de la espiral de “Ionisation”. Mi madre es una buena mujer católica a la que le gusta ver partidos de roller derby. Cuando escuchó lo que salía de aquel pequeño altavoz situado debajo del tocadiscos, pensó que yo estaba mal de la chola».

La memoria del músico no es nada selectiva, como demuestra que en las páginas del libro cabe todo, desde sus trabajos musicales a sus dos matrimonios, sin olvidar su breve paso por la cárcel o diferentes problemas judiciales. Una mención aparte merece la comparecencia de Frank Zappa ante el comité del Senado de Estados Unidos dedicado al comercio, tecnología y transporte, todo ello consecuencia de las quejas y reprimendas que realizaba el Centro de Recursos Musicales para Padres (PMRC), una controvertida entidad creada, entre otras voces, por Tippi Gore, esposa del entonces senador Al Gore, luego vicepresidente con Bill Clinton. La asociación quería controlar los contenidos de los discos, especialmente las referencias sexuales y satánicas. Zappa quiso defender su trabajo y su profesión de manera clara. Es lo que llama «las guerras del porno». En el libro recuerda que en su defensa proclamó que «el fundamentalismo no es una religión estatal. La exigencia del PMRC de poner etiquetas para señalar las referencias al sexo, la violencia, las drogas, el alcohol y, especialmente, el ocultismo se lee como un catálogo de fenómenos rechazables por los que practican dicha fe. La fe que profese cada cual es un asunto privado y nadie debería imponerla ni aprovecharse de ella. Conociendo la tendencia de esta organización fundamentalista, es lícito preguntarse si su sistema de calificación se usará más adelante para informar a los padres de si hay homosexuales en los grupos de música. ¿Permitirá el PMRC que existan grupos sólo con la condición de que no incluyan a homosexuales cantando o como imagen de portada?». Todo ello daría lugar a «Porn Wars», un tema en el que incluía algunos fragmentos de esa declaración.

De aquella experiencia surgió un encendido respaldo a la libertad de expresión, luchando contra censores, productores y casas de discos, más interesadas en la moralidad que en la calidad musical. Con amargura, el rockero reconocía que «si haces un disco, no te aseguran automáticamente que la canción que has escrito y grabado llegue al mercado, porque algún pusilánime de la compañía discográfica puede decir que no lo permite por razones “morales”. Se engaña al artista si éste no puede cantar la canción que quiere cantar, sacar el disco que quiere sacar y ganarse la vida haciendo lo que le gusta. Pero también se engaña al público que no puede escuchar el trabajo del artista, sino sólo lo que se le ha permitido publicar. ¿Conseguirán los artistas recuperar el mando? Sintonizaremos de nuevo mañana».

Conservador pragmático

Una parte del libro también se destina a criticar la política conservadora de la presidencia de Ronald Reagan y sus seguidores, de la que el PMRC era un discípulo avanzado. Zappa cuestiona la deriva en el exterior de los republicanos, con resultados tan discutibles como el polémico escándalo del Irán-Contra, el proyecto de Defensa llamado «la Guerra de las Galaxias» o la campaña de Nancy Reagan contra las drogas. El músico llegó a acariciar la idea de presentarse a las elecciones para la Casa Blanca, y reconoce: «Políticamente me considero (no os riáis) conservador pragmático. Quiero un Gobierno más pequeño y menos intervencionista y también impuestos más bajos».

Tampoco faltan los consejos de Zappa para ser un buen marido y un buen padre desde su propia experiencia personal. Asimismo, nos lo encontramos convertido en gestor de su propio trabajo, controlador detallado de su discografía y de cada una de sus grabaciones. Y si alguien quiere dedicarse a ese negocio, el músico le avisa de que «no tengo ‘‘amigos’’. Cualquiera que sea ‘‘jefe’’ de un negocio no llega a tener ‘‘amigos’’, sino empleados y/o conocidos. No importa lo que haga, siempre habrá algo que les parecerá mal porque tiene la osadía de firmar las nóminas (a ver si algún médico famoso nos explica por qué pasa eso.) No tengo tiempo para ‘‘actividades sociales’’. Tengo, sin embargo, una esposa maravillosa y cuatro hijos absolutamente increíbles, y sabed que eso es mucho mejor».

Un músico de gran pantalla

La casualidad ha hecho que la publicación de las memorias de Frank Zappa coincida con la presentación de un documental sobre su figura. El Festival In-Edit presenta hoy y el próximo viernes el trabajo de Frank Scheffer «Frank Zappa-Phase II – The Big Note». La cinta (a la derecha, el músico junto a Pierre Boulez) trata de ofrecer una mirada poliédrica al universo del músico con su propia voz, pero también recogiendo algunos testimonios de quienes lo conocieron bien, como Gail y Dweezil Zappa, George Duke, Napoleon Murphy Brock, Tom Fowler, Bruce Fowler, Malcolm McNabb, Terry Bozzio y Pierre Boulez. Todo ello para pintar un fresco en el que Zappa surge como un revolucionario, alguien a quien no le importó experimentar y buscar una manera personal de entender la música.

Ficha

  • Título: «La verdadera historia de Frank Zappa. Memorias»
  • Autor: Frank Zappa
  • Editorial: Malpaso
  • 320 Páginas
  • Precio: 9,50 euros

Leer más:  Una autobiografía de bigotes – La Razón digital  http://www.larazon.es/detalle_libros/noticias/7741369/cultura+libros/una-autobiografia-de-bigotes#Ttt16kLFoj0oYctU

 

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Habla Gail Zappa, a los veinte años del fallecimiento de Frank Zappa

Texto de publicado el 30 nov, 2013 en la categoría Entrevistas, Entrevistas internacionales

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“Mi objetivo es mantener el legado y abrir pequeñas ventanas al mundo de Frank Zappa”

 

Gail Zappa, viuda de Fank Zappa y responsable del legado del músico genial, habla en esta entrevista exclusiva de los planes de edición.

 

 

Texto: MANUEL DE LA FUENTE y VICENTE FORÉS.
Ilustración: BORJA CUÉLLAR.

El pasado 29 de octubre se estrenaba en Londres “200 Motels”, una obra de Frank Zappa que había sido prohibida en la capital inglesa cuarenta años atrás, a principios de los años setenta. En aquella ocasión, una demanda por el contenido supuestamente obsceno de las canciones llevó a la cancelación de la obra. Pese a que Zappa acabaría ganando el caso tras un juicio surrealista, la obra siguió sin representarse, quedando como uno de los episodios más lamentables en la historia de la música contemporánea. Después de años de trabajo, Gail Zappa, viuda del músico y responsable del Zappa Family Trust, conseguía llevar a Londres la parte orquestal de “200 Motels” en una representación memorable. Las tres mil personas que abarrotaban el Royal Festival Hall ese último martes de octubre ofrecieron una prolongada y entusiástica ovación tras un concierto de la mejor música ofrecida como uno de los platos fuertes del festival “The Rest Is Noise”, que se dedica a recorrer las mejores composiciones musicales del siglo XX.

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El 4 de diciembre se cumplen veinte años del fallecimiento de Frank Zappa, uno de los compositores y músicos más inteligentes, originales y prolíficos, y un firme defensor de la libertad de expresión. Gail Zappa nos ofreció la siguiente entrevista, que tuvo lugar el pasado 20 de noviembre y que constituye la primera que realiza con un medio español. Con ella hablamos del concierto, de la situación actual de la censura artística (que su marido combatió durante toda su trayectoria) y de los próximos proyectos de edición. Frank Zappa dejó multitud de grabaciones de sus conciertos en su estudio, en la “cripta”, que contiene numerosos tesoros ocultos que van saliendo a la luz en cuidadas ediciones que demuestran la vigencia de su legado.

¿Qué tal fue en Londres? ¿Qué balance hace del concierto?
Fue fabuloso, tanto la respuesta del público como todo en general. Aún no puedo dar una repuesta completa hasta tener la cinta y la filmación del concierto. Pero estar allí escuchando la obra fue fantástico.

El aplauso del público fue muy prolongado, se vivió un momento muy especial.
Fue una experiencia muy emocionante, desde el festival se dijo que había sido extraordinario el entusiasmo del público.

Un entusiasmo que se veía también en la organización del festival.
Jude [Kelly] es una persona increíble. Es la directora del festival, ha llevado a cabo una impresionante labor, involucrando a todo el país a lo largo de todo el año. Además, uno de los ejes temáticos del festival ha sido la música de los años sesenta y da la casualidad de que yo viví en Inglaterra durante esos años, a principios de la década.

¿Tenían uestedes muchas cosas en común?
Sí, sí, dio la circunstancia de que estaba allí en aquel momento histórico, que fue muy importante para la historia de Inglaterra.

Dos días antes de la celebración del concierto, usted celebró un encuentro con los asistentes al festival en el Southbank Centre de Londres. Recordó sus años de juventud en Londres, ciudad en la que estuvo destinado su padre. En los años sesenta fue testigo del momento de efervescencia cultural y política de la ciudad y, entre otros encuentros, recordaba una manifestación en la que había visto a Bertrand Russell con Vanessa Redgrave. ¿Cómo vincularía “200 Motels” con ese contexto al que hace referencia? ¿Ha tenido que actualizar algún aspecto de “200 Motels” para su estreno de hace unas semanas?
No creo que “200 Motels” necesite una puesta al día. La idea inicial parecía imposible y solo el hecho de ponerla en pie también parecía imposible, pero creo que es importante que seamos capaces de ver cómo lo imposible puede llegar a materializarse. Aquella película y aquel proyecto trataba sobre algo que no existía entonces porque aún se estaban inventando las giras de rock and roll a principios de los años setenta y fue en 1968 cuando Frank empezó a trabajar en el proyecto. Era una novedad en aquella época porque la gente tenía que sacar adelante su música y sus proyectos por sí mismos. Así es como tenían que darse a conocer los músicos e iniciar sus carreras. Era algo inédito, nunca se había hecho así. De repente, en todo el mundo, la música se electrificó y hoy nos parece muy sencillo salir de gira con todos esos equipos eléctricos y ya todos están acostumbrados. Todos los jóvenes de hoy en día que rondan la veintena creen que es sencillo, pero eso es así porque los jóvenes de entonces tuvieron que pensar en cómo hacerlo y diseñaron el modelo para hacerlo. Cómo iniciar una carrera en el rock en aquel entonces, de eso trata la película, de estar de gira en la carretera y todos los aspectos surrealistas que ello comporta.

La película “200 Motels” trataba de la vida en la carretera. Mientras el resto de grupos de rock and roll cantaban canciones de amor, Frank Zappa reflexionaba ya entonces sobre el oficio de músico en las letras de las canciones.
Cierto, en parte “200 Motels” habla de eso, pero también de la música y de toda la información que no se ve en un escenario de rock and roll. No hay que olvidar que Frank era compositor y tenía un conocimiento más profundo que la mayoría de los músicos de rock and roll al respecto de las fuentes musicales y de las fuentes de las ideas musicales.

¿Cómo ve la censura de entonces y cómo ve la que tenemos hoy en día?
Hoy vivimos un tipo diferente de censura, la censura que existe en  la actualidad está más orientada hacia el control y la legislación de la moralidad. En aquel entonces aún no funcionaba así. Pero hoy los censores de todo el mundo y la gente que hace las leyes están mucho más desenfrenadas porque quieren controlar el comportamiento de la gente.

En España estamos viviendo esta situación con especial dureza, con el gobierno estableciendo un control de la población mientras recorta con dureza los servicios sociales.
Creo que la gente que se presenta a las elecciones, no solo los partidos gobernantes sino también ellos cuando se mantienen en el poder y quieren seguir con el status quo, siempre hablan de ley y orden, siempre están con esa idea o alguna derivación porque la gente tiene mucho miedo y esa es la raíz en que se funda la mayor preocupación de gran parte de la población: la ley y el orden porque así es como les han entrenado los gobiernos.

Una cosa llamativa de las letras de las canciones de Frank Zappa es que nos habla de problemas que son totalmente vigentes en la actualidad.
Este tipo de problemas no desaparecen un día sin más, a no ser que la gente se despierte, adquiera consciencia y pase a la acción siguiendo siempre la “regla de oro”, es así de sencillo.

Esta “regla de oro” es la “golden rule” en inglés, que se podría resumir como sigue: “trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti”. ¿Cree que la solución a la situación actual está en el voto de la gente, que las cosas cambiarían si votase más población?
Todo país que legítimamente le dé la voz al pueblo y respete esa voz tiene más posibilidades de salir adelante en la cooperación global con otras comunidades.

¿Eso es lo que le llevó a Frank Zappa a pedir insistentemente a la gente que votara?
La verdad es que sí porque nuestra Constitución garantiza la búsqueda de la felicidad.

Por eso creía en la Constitución más que en los políticos.
Exacto, exacto. Basta con buscar en el diccionario el sentido de la palabra “política”. “Política”, no “políticos”. Es una bella palabra porque significa la mejor solución para todos los que tomen parte, pero eso no es lo que se hace en la política actual.

La política es el poder de la gente. Una de las definiciones clásicas de la palabra es “el poder del pueblo para el pueblo”, y de ahí viene la Constitución.
Cierto.

Ya más adelante es cuando ese concepto se tradujo como democracia, pero democracia es el modo que tenemos de organizarnos. La relación entre las personas es política. Pero tal vez estemos insistiendo demasiado en esto y nos interesaba también su relación personal con el legado de Frank Zappa, que usted se encarga de mantener y continuar. ¿Cuáles son sus planes inmediatos?
Mi primera obligación siempre es la obra que existe, tal y como la creó Frank Zappa. Ni yo ni nadie sabe qué estaría haciendo con toda su obra en el caso de que siguiera vivo. Así que lo primero es tener disponible la versión más fidedigna que Frank había concebido y yo me encargo de gestionar las cosas que contribuyen a ello y ponerlas a disposición de la gente. Mi objetivo es que todo salga de la manera que él quería y, a continuación, abrir pequeñas ventanas. Por ejemplo, acabamos de editar una nueva serie de volúmenes, y acaba de salir el segundo, que es “Road Tapes, Venue #2″. Son obras que mantenemos tal cual, lo que hay es lo que hay, no se pueden modificar pero representan una ventana al mundo de Frank Zappa, y eso es importante. Son grabaciones de sus conciertos y queríamos compartirlas con las personas a las que les pudieran interesar. Así que esa es la segunda parte del trabajo que hacemos.

Él también grabó numerosas obras con el Synclavier.
Sí, también me gustaría reunirlas y presentarlas de manera que pudieran tocarlas otros músicos, que otros pudieran, con nuestra autorización, hacer arreglos e interpretarla. Hay que transcribir esas piezas desde el Synclavier a partituras y partes para que las toquen los músicos. Eso implica que, en algunos casos, haya que “reinterpretar” las obras, algo que deseamos hacer en algún momento. Creo que lo de “200 Motels” nos abre estas posibilidades, la opción de recibir sugerencias a partir de oportunidades como ésta.

En su autobiografía, Frank Zappa mencionaba la inversión de mucho dinero y tiempo para transcribir su música en partituras.
El concierto de “200 Motels” fue el resultado de un trabajo que ha supuesto miles y miles de dólares para convertir cada página en música que se pudiera interpretar. Es un proceso carísimo y mi objetivo es hacer que todo esté disponible. Intentaré llevar a cabo este propósito, es un proyecto que sigue en marcha.

En resumen, que ese sería básicamente el plan para el futuro.
Sí, y he tenido la suerte de dar con alguien que me ayuda en esa tarea. No tenía a nadie que cumpliese con los requisitos y un día, por casualidad, entró en contacto conmigo una persona para ser mi asistente y resultó ser todo un experto. Se encarga de pasar y depurar las partituras, de reunirlas todas y de asegurarse de que las transcripciones sean precisas. Se llama Kurt Morgan y es el bajista de la gira Zappa Plays Zappa. Es quien ayudó a nos ayudó a reunir la partitura de “200 Motels” que pudisteis escuchar.

En Londres se le preguntó por el proyecto del Roxy. ¿Qué nos puede decir al respecto?
¡Pues que hoy mismo voy a verlo! [risas] Voy a ver lo que espero que sea la edición final.

¿Es una primicia que nos está ofreciendo?
Igual es una primicia total para la prensa española, depende de cuándo publiquéis la entrevista.

La conversación deriva hacia otros temas, hacia más planes de proyectos futuros, algunos de ellos inmediatos. En Londres, Gail Zappa se mostró con ganas. Confesó que, cuando falleció su marido, se quedó impresionada por el repentino “gigantesco silencio” que experimentó en casa. Recordó, además, algo que su marido decía sobre su país, que la democracia era la gran aportación de Estados Unidos al mundo. La agenda de Gail Zappa está llena de proyectos para demostrar la vigencia de una obra única, que resiste contra el silencio y contra todo tipo de censura. Porque, como le gustaba decir a Zappa parafraseando a Edgar Varèse, “el compositor del presente se resiste a morir”.